En un acto atroz que sacude a los amantes de la naturaleza y la vida silvestre, Tejo, un lince ibérico valiente que luchaba por sobrevivir en la Región de Murcia, ha perdido la vida de manera inhumana. Este noble felino se convierte en la tercera víctima de los ocho reintroducidos en Lorca. ¿El culpable? Un cazador insensible cuya única obsesión es saciar su ansia de disparar.

Tejo fue encontrado el 28 de agosto con una herida en la cabeza, gracias a los datos proporcionados por su collar geolocalizador. Las autoridades confirmaron que fue asesinado por un disparo realizado por un cazador, una muerte cruel e injustificable.

El cazador confesó que confundió a Tejo con un jabalí y quedó en libertad, imputado por un delito contra la fauna. ¿Es esta la justicia que merece un noble lince, una especie en peligro de extinción? La condena máxima por matar un lince ibérico es ridículamente baja en la Región, tan solo 6.000 euros, mientras que en otros lugares se imponen penas más severas.

La muerte de Tejo por el disparo de un cazador no puede ser en vano; debemos alzar la voz contra quienes sacrifican a la fauna y ponen en peligro la biodiversidad por el mero placer de disparar. Es hora de detener esta masacre y proteger a nuestras especies en peligro de extinción.

La caza, en todas sus modalidades, debe ser prohibida en defensa de los derechos fundamentales de los demás animales, quienes también tienen el derecho a la vida, a la libertad y a no ser torturados. La eliminación de los cotos de caza es un paso esencial para que todos podamos disfrutar de la naturaleza sin causar daño a ningún ser vivo. Es esencial buscar y aplicar métodos éticos de control de poblaciones de animales cuando sea necesario, promoviendo una convivencia armoniosa en este mundo que compartimos con ellos.