Sequía Devastadora en Doñana: Crisis Ambiental Agudizada por la Desecación de su Principal Laguna

En un preocupante desarrollo, la icónica laguna de Santa Olalla en el Parque Nacional de Doñana se ha secado por segundo verano consecutivo, marcando un hito sombrío en la historia de este tesoro natural. La Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha constatado esta alarmante desecación, señalando el evidente deterioro del sistema de lagunas y la ausencia de refugios acuáticos vitales para la fauna y flora del área.

Científicos de la EBD-CSIC advierten que este fenómeno evidencia una problemática más profunda: el continuo declive del sistema lagunar. El ciclo hidrológico 2021-22 experimentó los niveles más bajos de precipitación en una década, seguido de un año actual con precipitaciones igualmente escasas. A esto se suman temperaturas extremadamente altas, con un récord de temperatura media anual de 18,53°C.

Sin embargo, estas condiciones climáticas extremas no son los únicos culpables. Un estudio de la EBD-CSIC publicado en 2023, basado en 40 años de datos, revela que el 59% de las lagunas más grandes de Doñana ya ha desaparecido, en gran parte debido a la sobreexplotación del acuífero que sustenta este sistema.

Las reacciones ante este desastre medioambiental no se han hecho esperar. Greenpeace expresó su indignación, acusando la mala gestión del agua y la sobreexplotación del entorno fuera de los límites del espacio protegido. La propuesta de ley de mejora de regadíos en la Corona Norte de Doñana, actualmente en el Parlamento andaluz, ha añadido preocupaciones sobre el futuro de este frágil ecosistema.

Juanjo Carmona de WWF denunció la falta de voluntad política por parte de la Junta de Andalucía, señalando que las medidas en curso podrían agravar aún más la situación. La denominada "ley anti Doñana" levanta aún más dudas sobre el compromiso del gobierno regional con la protección ambiental.

A pesar de estas críticas y desafíos, Eloy Revilla, director de la EBD-CSIC, mantiene un optimismo cauteloso. Revilla plantea un plan de acción para reducir el uso del agua del acuífero, afectando tanto a la agricultura como al consumo humano. Asegura que la recuperación es posible, pero subraya la necesidad de evitar que el espacio de Doñana sea objeto de juegos políticos.

La desecación de la laguna de Santa Olalla por segundo año consecutivo no solo es una preocupación medioambiental, sino también un recordatorio urgente de la responsabilidad de preservar y proteger uno de los tesoros naturales más valiosos de España. La cuestión queda en manos de las autoridades y la sociedad en su conjunto, con la esperanza de que se tome acción para revertir esta tendencia y garantizar un futuro más sostenible para Doñana y todas las formas de vida que dependen de él.