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Vientres de alquiler: una forma de especismo que viola los derechos humanos

Vientres de alquiler: una forma de especismo que viola los derechos humanos

Ayer despertábamos con la noticia del día: Ana Obregón había comprado una bebé en Miami. La mayoría de los medios lo presentaron como maternidad subrogada o maternidad por vientre de alquiler. Lo que pocos dijeron es que Ana Obregón ha aprovechado su posición de poder y privilegio para explotar a una mujer y comprar un bebé. Lo que viene a continuación es mi opinión como mujer trabajadora y feminista antiespecista.

Introducción

La maternidad subrogada, también conocida como vientre de alquiler, es una práctica controvertida que ha generado debate en todo el mundo. Algunos la consideran una forma de ayudar a personas que no pueden tener hijas-os de otra manera, mientras que otras la ven como una explotación de las mujeres y una violación de los derechos humanos. En este artículo, exploraremos la conexión entre la maternidad subrogada/vientre de alquiler y el especismo, y por qué es contraria a los derechos humanos.

Ana Obregón, vientres de alquiler y el especismo

El especismo es una forma de discriminación que se basa en la creencia de que los humanos son superiores a los demás animales y, por lo tanto, tienen derechos exclusivos sobre ellos. Esta forma de discriminación se extiende a la forma en que tratamos a otros seres humanos y, en particular, a las mujeres.

Los vientres de alquiler son una forma de especismo porque consideran a las mujeres como objetos que se pueden alquilar para cumplir los deseos reproductivos de otras personas. En lugar de tratar a las mujeres como seres humanos con derechos y libertades individuales, se les trata como medios para un fin, como recipientes para llevar y dar a luz a un bebé que no será suyo.

Además, los vientres de alquiler pueden contribuir a la creencia de que los y las niñas son propiedades que se pueden comprar y vender, en lugar de ser seres humanos con derechos propios. Esto es especialmente problemático en casos en los que se utilizan los servicios de un vientre de alquiler en el extranjero, donde las leyes y regulaciones pueden ser menos estrictas y los derechos de las mujeres y los niños pueden no estar protegidos.

Por qué la maternidad subrogada es contraria a los derechos humanos

La maternidad subrogada viola los derechos humanos básicos, como el derecho a la integridad física y psicológica, el derecho a la igualdad y no discriminación, y el derecho a la libertad personal. Las mujeres que actúan como vientres de alquiler pueden verse obligadas a someterse a tratamientos médicos y procedimientos invasivos, lo que puede poner en riesgo su salud y bienestar físico y emocional.

Además, esta práctica de explotación a menudo involucra la transferencia de embriones que han sido creados a partir de óvulos y espermatozoides de donantes, lo que significa que la criatura nacida de esta forma no es genéticamente relacionada con la mujer que lo lleva a término. Esto puede plantear problemas éticos y psicológicos para todos los involucrados, incluyendo al bebé.

La maternidad subrogada es explotadora para las mujeres que actúan como vientres de alquiler, especialmente en países donde las mujeres son económicamente vulnerables. En estos casos, las mujeres pueden verse obligadas a aceptar condiciones injustas o a someterse a tratamientos médicos que no son seguros o éticos para ellas (incluido el aborto si el embarazo no se desarrolla como los compradores estiman).

¿Cuál debe ser nuestra postura como antiespecistas?

Una persona antiespecista, que es alguien que cree que todos los animales deben ser tratados con igualdad, justicia y respeto, debe oponerse por principios a la práctica de los vientres de alquiler. La maternidad subrogada implica el uso de la mujer como un objeto para satisfacer las necesidades reproductivas de otros, lo que va en contra de los principios de igualdad, justicia y respeto. Además, esta práctica puede perpetuar la discriminación contra las mujeres, tratándolas como meros medios para un fin.

Desde la perspectiva antiespecista, todas las formas de vida animal son valiosas y merecen ser tratadas con respeto y dignidad. En lugar de utilizar a las mujeres como instrumentos reproductivos, se podrían considerar alternativas éticas y respetuosas con los derechos humanos, como la adopción o la fertilización in vitro con los óvulos y espermatozoides de las futuras madres y padres.

Alternativas a la explotación reproductiva de mujeres

En lugar de recurrir a la explotación de mujeres con fines reproductivos, hay alternativas que son más respetuosas con los derechos humanos y la integridad de las mujeres y los niños. Una alternativa es la adopción, que proporciona un hogar amoroso a niños que necesitan una familia y no implica la explotación de mujeres. Otra alternativa es la fertilización in vitro con óvulos y espermatozoides de los futuros padres, lo que permite la concepción sin la necesidad de involucrar a una tercera persona.

Además, es importante que los gobiernos implementen leyes y regulaciones que prohíban a nivel internacional esta práctica que vulnera los derechos humanos de mujeres y bebés. Mientras esto sucede, los países donde está prohibida esta práctica deberían prohibir y condenar a las personas que compran bebés en países donde es legal. Si en España están prohibidos los vientres de alquiler, ¿cómo es posible que se deje entrar sin dar explicaciones a personas que han viajado al extranjero para comprar un bebé, como es el caso de Ana Obregón? Urge solucionar este vacío legal.

Conclusión

La maternidad subrogada, los vientres de alquiler, son una práctica que viola los derechos humanos básicos y que se basa en la creencia de que las mujeres son objetos que se pueden utilizar para cumplir los deseos reproductivos de otras personas. Esta forma de discriminación es una forma de especismo que considera a algunos humanos (los que, con el poder que les otorga su privilegio, explotan y compran seres humanos) superiores a otros (las mujeres explotadas y sus bebés, objeto de compra-venta) y que puede tener consecuencias éticas y psicológicas para todas las personas involucradas.

Es importante que se busquen alternativas más respetuosas con los derechos humanos y que se implementen leyes y regulaciones que persigan y prohíban estas prácticas que atentan contra los derechos humanos.

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