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Miel: La esclavitud de las abejas

Miel: La esclavitud de las abejas

¿Tienes miel pura?

Aquí no tenemos  nada de origen animal.

¡Pero si las abejas no sufren!

Se aleja, contrariada, como enfadada conmigo… Con mi estilo de vida, de no explotación de ser sintiente alguno. Me pregunto cómo puede asegurar de esa manera que “no sufren”. ¿Conocerá de primera mano los mecanismos de extracción de la miel? ¿Será apicultora? No puede ser… Si fuese apicultora o conociese algo del tema, sabría, al menos, que de tan sólo manipular las colmenas mueren abejas. Y morir no es precisamente un ejemplo de no sufrimiento. Aunque la muerte sea repentina y ni te enteres… Digo. Donald Watson, en 1944, definió el término vegan como "la manera de vivir en que se excluyen todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal, e incluye una reverencia a la vida”.

No consumimos animales o derivados. Ni para alimentarnos ni para vestirnos. Para nada. ¿Ni pescado? Como si los peces fuesen parientes de las peras o las manzanas de las que hablaba la exalcaldesa del café con leche. Carne, pescado, huevos, aves, leche, miel o derivados, donde incluimos lana, cuero, pieles, plumas. Y nos da igual que el nórdico que más caliente sea el de plumón de oca. El plumón de las ocas es de las ocas. Así con todo. Hasta con la miel. (Por cierto, me encanta la miel, y no, no la echo de menos…).

La miel de las abejas

Las abejas son insectos inteligentes con complejos sistemas de comunicación. Al ser animales con sistema nervioso, son capaces de sentir dolor. Pueden morir de miedo… Y ahí nos paramos las personas veganas. No en la inteligencia, sino en la capacidad de sentir dolor. Las plantas, por el contrario, no sienten dolor. Reaccionan ante estímulos, por supuesto. El movimiento del sol, el amanecer y el anochecer… Pero no hay dolor porque no hay sistema nervioso. Por lo tanto, desde un punto de vista ético, las abejas sienten dolor e interés en no sentirlo.

Pasemos a la industria de la miel (la miel es el néctar recolectado tragado, regurgitado, le añaden enzimas, lo mastican, lo tragan, lo regurgitan… muchas veces). Como la industria de la leche o la textil o… Cada vez que se incluye la palabra “industria” estamos hablando de explotación, de esclavitud y muerte. Veamos si no las terribles noticias de la industria textil y en qué condiciones personas, incluso niñas y niños, fabrican las camisetas que luego compramos por 3 euros de manera compulsiva. O las muertes causadas por el envenenamiento de ríos donde van a parar los tintes de nuestros modelos de verano, o por los vapores con que esos mismos tintes crean el vaquero que deseamos tener por la gracia de las campañas de publicidad.

Miel es explotación

La industria de la miel es explotación, esclavitud y muerte. Siempre recurro a Alice Walker y sus palabras: "Los animales del mundo existen por sus propias razones. No fueron creados para los seres humanos como tampoco lo fueron los negros para los blancos o las mujeres para los hombres La imagen bucólica de las pequeñas producciones de miel, esas familiares, constituyen un porcentaje irrisorio. La miel se produce en fábricas apicultoras. Ni en una ni en otra deja de ser explotación, esclavitud y muerte.

Las abejas reinas, en libertad, eligen a su sucesora y pueden vivir hasta cinco años. En cautividad, son personas quienes la escogen. Y las inseminan artificialmente. Qué palabra más aséptica para ocultar una violación. Como los daños colaterales en las guerras, que suelen ser hospitales, criaturas, poblados enteros… Daño colateral por asesinato, masacre. Inseminación artificial por violación. Nunca llegan a los cinco años. Son desechadas cada uno o dos. Desechar, asesinar. Además de razones de disminución de la producción, a las reinas se las mata para controlar la colmena, se les corta las alas para que la colmena no enjambre. Para mantener el control y se produzca el máximo de miel. Las reinas son compradas y vendidas. Sí, también hay productores de abejas reina. Durante el transporte se las trata como un bulto más. Calor, frío, golpes, muerte… Son doblemente explotadas, por animales no humanos y por hembras.

Para evitar picaduras y controlar la colmena, se utiliza un ahumador. Las abejas no pueden reaccionar. Durante la manipulación de los paneles se aplastan abejas, o se les amputan patas u alas. Mueren. No mueren, las matan. Y sufren. Las que pican para defender el panal, mueren. Cuando combinan dos colonias, se mata a la abeja reina de la menos fuerte. ¿Es suficiente esclavitud, sufrimiento y muerte?

La esclavitud de las abejas

La miel que consumen las personas no es la miel que sobra a las abejas, es su alimento. Las abejas tampoco nos dan la miel, se la robamos. De la misma manera que no existen gallinas felices, no existen abejas felices ni miel de abejas libres. Si fuesen libres el producto de su trabajo sería suyo. Las abejas pueden viajar cientos de kilómetros y pararse en más de dos millones de flores para recolectar néctar que equivale a medio kilo de miel. Almacenan miel para el otoño, que le es robada. En su lugar, las alimentan con jarabe de azúcar o de maíz. Pero estos sucedáneos no igualan a la miel en nutrientes. Tienen muchas menos grasas, proteínas, vitaminas y minerales de las que necesitan para pasar el invierno. Si sale más rentable comprar nuevas que alimentarlas de manera correcta, ya sabemos cuál es la lógica capitalista y especista.

¿Qué término utilizamos cuando hablamos de expropiar la totalidad del fruto del trabajo de las personas? ¿Qué término utilizamos cuando hablamos de ese sistema que dispone a su antojo de la vida de personas? Esclavitud. Lo llamamos esclavitud.

Además de robar la vida y la miel a las abejas, también nos apropiamos de otros frutos de su trabajo: el polen, la jalea real (el alimento de la reina), la cera (resina que recogen para construir sus colmenas), el propóleo (mezcla de resina y enzimas, utilizado como pegamento y antiséptico). También de su veneno. Y cuando pican, mueren.

Una manera distinta de hacer las cosas es posible

Podemos sustituir la miel por opciones éticas, sin sufrimiento: fructosa, azúcar de caña, panela, siropes de agave, de arroz, miel de caña… Aquí dejo enlace a los endulzantes que tengo en la web, ¡son más de veinte! No es normal, natural ni necesario explotar animales. Elige la vida. Da el paso. Hazte vegana.

N.B. En este enlace accedes a los editoriales del blog.

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